Hoy es el día del padre, como cada año no sabemos la fecha calendario en el que va a caer.
Un día tradicional para las familias mexicanas en las que quizás el padre muchas veces está ausente, ya sea porque desapareció del seno familiar o tal vez porque pasó a mejor vida, todo puede pasar en este mundo incierto.

Lo que sí nos queda claro es que no es un momento que todas las personas celebran pues la idiosincrasia nos ha llevado a no darle la importancia que merece la figura paterna y bueno, sin meternos en el ambiente ambivalente como el que vivimos en la actualidad con los matrimonios homoparentales, ahí sí no sabría dar un punto de vista porque no lo he vivido. Lo que sí puedo narrar en esta columna es que los restaurantes no están llenos, es más, podría decir que ni siquiera están ambientados como en otros festejos. Es más, podría afirmar que los propios padres hasta se sienten ajenos a este festejo porque no saben ni cómo comportarse, es decir, si deben sentirse festejados, comportarse normal y al final del festejo hasta pagar la cuenta de todos los presentes.
En este mundo carente en muchas ocasiones de momentos que deben valorarse y dejar a un lado cualquier distracción como los dispositivos móviles para estar atentos en la mesa, me parece que cada que festejamos debemos agradecer lo que tal vez, ya nunca haremos con las personas que en este momento están con nosotros.
¡Feliz día del padre!